martes, 22 de abril de 2014

Tiempo transformado en espacio





Un museo es una institución cultural con carácter permanente, abierta al público, sin fines lucrativos, donde se conservan, se estudian y, se exponen colecciones o conjuntos de objetos e información de la evolución del universo, de los ambientes físicos, biológicos y sociales del mundo pasado y actual y de las realizaciones del hombre a lo largo de su existencia.


Las funciones de un museo son la conservación, la restauración, la catalogación y la investigación. Además, los museos tienen una clara función social, basada en el conocimiento y la difusión, en cuanto a la política y el diseño de las exposiciones, ya sean permanentes o temporales, en cuanto al marketing y a las actividades didácticas que se realizan en los museos (visitas y talleres).


Con esta función social, se pretende educar, pero ¿cómo educamos en un museo? ¿Cómo conseguimos ese “feed back” con cuadros o esculturas, entre otros?

Para conseguir ese “feed back”, buscaremos que los diferentes visitantes de un museo, ya sean familias, personas discapacitadas, tercera edad o niños, entre otros, tengan una interacción manual (hands on), intelectual (minds on), provocando un conflicto cognitivo, o una interacción emocional (heart on) estimulando los sentidos, con los objetos de la exposición.


Y con ello lo que se pretende, según Alberto Esteve, es un acercamiento intuitivo, intelectivo y vivencial. Siendo el acercamiento intuitivo realizado después de la visita con el fin de que el visitante exprese lo que le ha transmitido la exposición, el acercamiento intelectivo, el acercamiento intelectivo impartiendo información sobre el autor y el contexto de este, antes o en la propia visita, y, por último, el acercamiento vivencial que procura que los visitantes comprendan el contexto de la obra mediante el proceso creativo del propio autor.









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