Un museo es una institución cultural con
carácter permanente, abierta al público, sin fines lucrativos, donde se
conservan, se estudian y, se exponen colecciones o conjuntos de objetos e
información de la evolución del universo, de los ambientes físicos, biológicos
y sociales del mundo pasado y actual y de las realizaciones del hombre a lo
largo de su existencia.
Las funciones de un museo son la
conservación, la restauración, la catalogación y la investigación. Además, los
museos tienen una clara función social, basada en el conocimiento y la difusión,
en cuanto a la política y el diseño de las exposiciones, ya sean permanentes o
temporales, en cuanto al marketing y a las actividades didácticas que se
realizan en los museos (visitas y talleres).
Con esta función social, se pretende
educar, pero ¿cómo educamos en un museo? ¿Cómo conseguimos ese “feed back” con
cuadros o esculturas, entre otros?
Para conseguir ese “feed back”,
buscaremos que los diferentes visitantes de un museo, ya sean familias,
personas discapacitadas, tercera edad o niños, entre otros, tengan una
interacción manual (hands on), intelectual (minds on), provocando un conflicto
cognitivo, o una interacción emocional (heart on) estimulando los sentidos, con
los objetos de la exposición.
Y con ello lo que se pretende, según Alberto
Esteve, es un acercamiento intuitivo, intelectivo y vivencial. Siendo el acercamiento
intuitivo realizado después de la visita con el fin de que el visitante exprese
lo que le ha transmitido la exposición, el acercamiento intelectivo, el
acercamiento intelectivo impartiendo información sobre el autor y el contexto
de este, antes o en la propia visita, y, por último, el acercamiento vivencial
que procura que los visitantes comprendan el contexto de la obra mediante el
proceso creativo del propio autor.
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