Pese a que cuando decimos “cultura”,
lo primero que nos viene a la cabeza puede ser una definición muy simple, lo
cierto es que resulta algo tremendamente complicado de definir, pues al
profundizar en él, encontramos dudas que nos hacen replantearnos nuestra propia
definición inicial.
Comenzando con la confección
de la definición empezamos por atribuir a la cultura un carácter artificial, es
decir, la cultura se distingue de la naturaleza en cuanto a que la naturaleza
proviene de fuera del ser humano mientras que la cultura es creación del
hombre. En este sentido podemos concluir que en una definición completa de
cultura debe ir incluido que “nace” del ser humano y hasta donde este puede
llegar.
Pero ¿qué tiene que opinar
otras disciplinas sobre lo que puede ser considerado cultura? Desde una
concepción humanista (finales del siglo XVIII) la cultura es imbuida de
diferentes características:
·
Procesual: se adquiere por entrenamiento y
educación.
·
Selectiva y restrictiva: se identifica con el
cultivo de cualidades.
·
Jerarquizadora o estratificadora: las
personas cultas son aquellas que adquieren formas de elite. Existe baja y alta
cultura.
·
Carismática: las manifestaciones culturales
expresan cualidades de los y las creadoras.
·
Normativa y canónica: solo el resultado de algunas
obras merecen ser reconocidas como cultura. Unas son mejores que otras.
Por supuesto, estas
atribuciones tuvieron sus críticas, tachándola de clasista.
Por su parte la antropología
también tiene su propia definición de cultura, en este caso fue Taylor (1871)
quien la definió como “la totalidad compleja que incluye conocimientos, arte,
moral, derecho, costumbres y todas las demás capacidades y hábitos que el
hombre adquiere como miembro de la sociedad”. En la visión antropológica, al
igual que en la humanista también se otorgan ciertas características a la
cultura:
·
Aprendida, no genética y constitutiva del ser
humano.
·
Colectiva y pública.
·
Un sistema de símbolos, en información
transmitida por aprendizaje social.
·
Plural. Hay tantas culturas como grupos
humanos, por lo tanto es relativa.
·
Universal e inclusiva porque todos los seres
humanos están constituidos culturalmente.
·
Práctica. Es antes una actividad que una
forma de conocimiento.
Por supuesto esta definición
también recibió criticas, pues la antropología tiende a ver la cultura como sistemáticas
e integradas, y una relación armónica entre cultura y sociedad. Ve a los grupos
sociales como homogéneos olvidando fenómenos
tan contemporáneos como el poder de las clases sociales y la dominación de la
elite.
Desde la sociología se
entiende el fenómeno de la cultura desde dos aproximaciones: en sentido manifiesto,
haría referencia a un área de la práctica humana. Este tipo de acción es conscientemente
practicada como tal. Y en un sentido latente la cultura permeabiliza todo
aquello que es social.
También desde el ámbito de
la gestión cultural se ha realizado una definición entendiendo la cultura como
un conjunto de actividades y productos
de carácter simbólico, realizadas en los ámbitos intelectual, artístico, social
y recreativo, concebidos con carácter creativo.
Por supuesto encontraremos
definiciones de cultura en decenas de manuales de infinidad de disciplinas y
cada una atiende a las necesidades de esta disciplina. En nuestro caso como
educadores sociales una definición sencilla será suficiente: conjunto de
elementos simbólicos, significados y comportamientos compartidos por una
comunidad o grupo humano mientras que también es un campo o sector de la
actividad humana centrado en el uso y manipulación de símbolos que nutre se
nutre de ese universo simbólico y lo transforma. (Carles Monclús).
En definitiva la cultura y
su significado intrínseco siempre será tema de debate, y al igual que en el
pasado Ariño, Baumann y otros han reflexionado sobre ella, en el futuro otros
pensadores lo seguirán haciendo.
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