A continuación de la anterior entrada creemos importante hacer hincapié en una idea principal. La idea de educador como transmisor de educación transformadora.
¿Cómo podemos hablar de educación transformadora cuando estamos rodeados de educadores sencillamente y no de educadores “transformadores”?
Educadores transformadores, palabras significativas y profundas. Con muchos rasgos que destacar y analizar respectivamente. A primera vista pueden parecer calificativos simples, sin embargo hay algo detrás de ellas que nos llaman la atención. Cada persona pensará algo distinto de ellas y es por ello que estamos seguros de que cada uno tendrá algo nuevo que aportar a lo que diremos a continuación.
Según Paulo Freire el educador necesita del educando, así como también el educando necesita del educador. No debe de a ver entre ambos una relación jerárquica sino horizontal. Sin embargo, estamos ante una sociedad en la que vivimos acostumbrados a las relaciones jerárquicas, conformistas e incluso insatisfechas la mayoría de las veces. No sabemos hablar, comprender, poner palabras a aquello que aprendemos o queremos decir.
El no saber poner nombre a las cosas hace que las personas no lleguemos a transformarnos y esto es algo que llevamos arrastrando desde nuestra niñez. Y es así, como dice Paulo Freire, a través de los deseos, sentimientos, razón que podemos llegar a conocer las cosas. Es a través de esto que podemos llegar a conocer, poner nombre a las cosas, aprender y transformarnos.
Amor. Palabra que está muy de moda hoy en día pero por el contrario, ha ido perdiendo su valor con el paso de los días, años y siglos. Siguiendo la idea del autor que hemos nombrado anteriormente, el amor es la transformación definitiva. Debemos amar aquello que hacemos. No podemos hablar de querer educar a otra persona si no amas aquello que le estas enseñando. Pero ¿Por qué nos empeñamos en hacer aquello que no amamos? ¿Somos felices? Vivimos sumergidos en vidas sumamente apáticas, inconstantes, conformistas. No buscamos la superación, aquello que nos hace felices, la transformación.
Ahora bien, ¿Cómo podemos hablar de educación transformadora si primero no aceptamos ser transformados?"No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza” – Paulo Freire
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